La noche fue agitada, con sobresaltos y sudores fríos, debidos a pesadillas en las que aparecían cuerpos de niños volando, a causa del estallido de bombas, y en las que se oía el coro de las ametralladoras, demente y perverso.
La imagen inquietante de aquel hombre, lleno de talento, que supo denunciar la fractura de la sociedad española, y que inspiró a Picasso el pintado de El Guernica, no me salía de la cabeza, quitándome el sueño….
Me levanté y puse música. Lo primero que oí fue la introducción a una música llamada Paschendale. Volví a apagarla….
Tenía que buscar respuestas a mis pesadillas!
Fue un viaje corto, siguiendo mi instinto, dejé atrás la capital del Reino y me adentré en la carretera de Belchite.
El Campo de Belchite fue escenario de una de las últimas ofensivas del Ejercito Republicano para conquistar Zaragoza.
Su punto más importante es Belchite, donde una sangrienta batalla casa a casa dejó el pueblo reducido a escombros, causando una carnicería,hombres, mujeres y niños fueron víctimas.
Después de la victoria del ejército sublevado, el General Franco decidió mantener el pueblo tal como quedó, como marca propagandística del esfuerzo del pueblo español durante la Guerra Civil.
Al lado de la ruinas, fue edificado el llamado Belchite Nuevo.
Fue destino de Belchite que mantuviera las marcas de la Guerra, aun vivas y sangrantes, en la memoria de todos…
Desde hace poco, sólo es posible acceder al pueblo mediante visita guiada. El estado de degradación de los edificios, obliga a extremar las medidas de seguridad, dado que existe un peligro de derrumbe de los mismos.
Mi pesadilla tomaba ahora forma, dado que Belchite es famosa por sus fenómenos paranormales. Algunos juran que aún se puede oír el silbido de las bombas y el grito de los habitantes, en determinados momentos de la noche!
Al Belchite Viejo han acudido científicos a estudiar lo que llaman psicofonías, que son señales sonoras dejadas por los espíritus inquietos, que no se quieren rendir….
María das Curvas posa al lado de una inscripción contemporánea,que mucho tiene que ver con los sentimientos que aun dividen, aunque en menor medida, a la sociedad española.
Tenía hambre!
Busqué en el Belchite Nuevo un restaurante donde pudiera comer el típico y delicioso Ternasco de Aragón.
Estaba acompañado por mi destino, que en un pasado no muy lejano me invito a vivir en su compañía, de forma tranquila y sobria, sin derivas caballerescas ni cuentos de hadas.
Fue entonces cuando me acordé del Aragonés más “Cabezudo” de todos y cuyo pueblo natal no estaba muy lejos de allí….
Este es Fuendetodos,tierra natal de Francisco de Goya.
Goya fue el principal pintor español del Romanticismo.
Sin embargo, la enfermedad y el tiempo que le tocó vivir, han hecho de él, un pintor sin miedo, audaz, capaz de reflejar en sus cuadros la crueldad humana, donde la guerra era despojada de gloria.
Goya recorrió estas calles hasta los 7 años de edad, antes de que sus padres le llevasen a vivir en Zaragoza.
En sus obras mas tempranas, el color tenia mucha importancia,aportando alegría y energía, al igual que las macetas de esta imagen, que rompen un poco con las fachadas sobrias de la mayoria de las casas de Fuendetodos.
Mi destino me llamó a la atención de esto….
Goya era Aragonés, con todo lo que conlleva.
Algunos de los objetos que pueden verse no son los originales, ya que la casa fue saqueada durante la Guerra Civil!
La despensa…
Una cocina de hogar, semejante a la cocina de mis padres!
Dormitorio, donde destaca la imagen de la Virgen del Pilar!
El comedor y la otra habitación….
Y en la parte superior, el granero.
Francisco de Goya y Lucientes, murió a los 82 años (1824) en Burdeos, despues de seguir su destino con firmeza. Ese mismos destino que le hizo llegar a ser el pintor de la Familia Real y que le hizo denunciar las atrocidades cometidas por los franceses, costándole un procedimiento de La Inquisición ,después de pintar desnuda a la mujer en una de sus obras.
Al volver a casa, las curvas del camino me llevaron hasta Zaragoza, donde me quedé hasta caer la noche.
El Cierzo suave me incitaba a buscar con la mirada tierna lo que el destino me tenía preparado.
Cuando me acosté, decidí que debí vivir de forma consecuente con lo que sentía.