Me acuerdo perfectamente de aquella noche fría y seca, donde el Cierzo soplaba suave dejando heladas las manos y orejas a descubierto.
Aquella joven pareja, cuyas manos se habían enlazado, caminaba lánguida y serenamente por las calles vacías de Zaragoza.
Era mi turno de aproximar aun mas a la pareja. El le había dicho que yo era suave y dócil y que mi aspecto engañaba. Le explicó con cariño como ponerse el casco, le acondiciono la bufanda y le explicó cómo debería montarse a mis lomos. Ella reacionaba con dudas, quejándose del casco y me hacía pensar que no sería fácil…
El se monta, me pone en marcha y, cuando ella subió me sorprendi con su fuerza y empeño.
No hemos andado mucho, unos dos km, pero fueran lo suficiente para percibir que no se habían portado bien con ella, que no se sentía confiante en hacer lo que el le recomendaba.
Fui lo mas sencible posible, dócil y cariñosa con ella, sabía que entre ellos había quimica, sabía que estaba muy cerca de trasformarse.
Cuando el terminó de aparcarme, pronto se acercó a ella para ayudarle con el casco, escusa perfecta para hablar y acercarse a ella.
Y un beso salta, que era supuesto ser en la frente, pero ella al levantar la cabeza se encontró con los labios de el!
Pronto las vibraciones que me llegaban de la pareja me dieran a entender que seré testigo de mas paseos y encuentros.
Aquel beso puede haber sido el inicio de algo bonito, de lo cual me gustaria ser testigo y, quien sabe, ser una pieza clave en la felicidad de ambos.
Lembro-me perfeitamente daquela noite fria e seca, com o Cierzo soprando suavemente, gelando mãos e orelhas.
Aquele jovem casal de mãos dadas, passeava serenamente pelas ruas vazias de Zaragoza.
Decidi então que era a minha oportunidade de aproxima-los ainda mais.
Ele dissera que eu era suave e docil, apesar de que o meu aspecto fosse agressivo. Explicou-lhe com carinho como se põe o capacete, compos-lhe o cachecol e ensinou-a como deveria montar no meu dorso.
Ela reagia com duvidas e queixava-se do capacete, que a asfixiava, e eu pensava que não iria ser facil….
Ele monta e faz-me rugir, mas quando ela subiu ao meu dorso surpreendi-me pela sua força e determinação!
Não andamos muito, un dois kilómetros, mas deu para perceber que se tinham portado mal com ela. Custava-lhe entender e seguir as recomendações dele. Fui o mais sencivel possivel, docil e carinhosa com ela, sentia que havia quimica entre os dois e eu podia jogar um papel importante.
Quando ele terminou de estacionar-me, chegou-se a ela para a ajudar com o capacete. Foi então que a chispa saltou e eles se encontram com os labios um do outro.
Pelas vibrações que me chegaram, consegui perceber que seria testigo de mais encontros e que talvez fosse uma peça importante no relacionamento que agora começava.